Virginia Woolf
Una escritora da una conferencia ante unas jóvenes estudiantes, en 1928. Sus palabras, irónicas y afiladas, son el relato vivo de un descubrimiento: para dedicarse a la literatura, una mujer necesita dinero y una habitación propia. Sólo hace nueve años que se le ha concedido el voto a la mujer.
Una habitación propia se publicó por primera vez en 1929. El ensayo estuvo basado en una serie de conferencias que la propia Virginia Woolf desarrolló en octubre 1928, en los colleges femeninos de Cambridge, sobre el tema de las mujeres y la literatura. Les dije suavemente que bebieran vino y tuvieran una habitación propia?, escribe en su diario la fulgurante escritora británica.
«Una mujer, en cualquier tiempo anterior a nosotras, habría necesitado un valor extraordinario para resistir el ataque del desprecio, la censura y las recompensas prometidas. Tener algo de incendiaria para decirse: no podéis apoderaros también de la literatura. La literatura está abierta a todos?.» «Hay que ser un hombre femenino o una mujer masculina. Tener una mente andrógina que transmita emociones sin impedimento. Creativa, incandescente, indivisa como la de Shakespeare.»